El Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDA o TDAH) es uno de los trastornos del neurodesarrollo más diagnosticados en las etapas escolares. Dicho trastorno consiste en un patrón persistente de inatención no desafiante, con o sin hiperactividad, que interfiere en el correcto funcionamiento social y académico.
En este artículo voy a explicar en qué consiste dicho trastorno, qué consecuencias y repercusiones tiene en los distintos ámbitos (personal, familiar, académico) y cómo podemos abordarlo de una manera eficaz.
Principales características del Trastorno por Déficit de Atención:
Las características principales del TDA o TDAH son:
- Incapacidad para mantener la atención continuada en clase, en una conversación o durante una lectura. Cuando los estímulos son cambiantes puede mantenerse la atención continuada (esto es debido a que el estímulo no es monótono y se consigue la estimulación cortical necesaria para mantener la atención).
- Errores frecuentes en el ámbito académico o laboral debido a que se han pasado por alto detalles importantes.
- Dificultad para la organización eficaz de actividades y tareas.
- Evitación de actividades o responsabilidades que requieran un esfuerzo mental sostenido.
- Pérdida frecuente de objetos personales o materiales de estudio/trabajo.
- Distracción con facilidad por estímulos externos (en adultos es común que sea simplemente pensamientos no relacionados).
- Olvido de tareas o citas relacionadas con su contexto personal y social (cita con el médico, devolver una llamada, hacer un recado).
Consecuencias de la no detección temprana del TDAH
Cuando el trastorno no se detecta en edades tempranas (hasta los 6-7 años) y los padres y profesores comienzan a exigir a estos los comportamientos característicos de su edad, estos no se darán (en mayor o menor medida) debido a las características anteriormente mencionadas. Esta circunstancia derivará en «problemas de comportamiento» por parte del menor. Los adultos podrán entenderlo como un comportamiento desafiante, de desobediencia o mala fe, lo que conllevará a castigos y reproches.
Los resultados académicos también se verán afectados, teniendo también un impacto en la autopercepción del menor sobre su esfuerzo, su inteligencia o su comportamiento, lo que acarreará problemas de autoestima, cohesión grupal, conductas desafiantes, etc.
Esto se convierte en una bola de nieve: cuanto más se intenta redirigir al menor para que adquiera los comportamientos característicos de su edad, más frustración por parte de los padres y del menor en sí. Bajo estas circunstancias es frecuente que se promuevan actitudes punitivas por parte de los padres y actitudes problemáticas o un bajo autoconcepto del menor.
La hiperactividad en el TDAH
La hiperactividad en el TDA es una conducta compensatoria al déficit de atención, que puede darse o no, dependiendo de las características biológicas, ambientales y psicológicas de cada persona.
Si hay un déficit de atención, se genera un estado de ociosidad, aburrimiento o frustración, lo que promueve que la persona se entretenga o estimule (como recurso a estos estados emocionales).
La tendencia de todo el mundo es alcanzar cierto nivel de activación cortical, sea de una manera o de otra. Se puede decir que el cambio atencional frecuente y la hiperactividad son recursos para que se produzca el nivel de activación cortical suficiente.
El fracaso escolar y su relación con TDAH
El fracaso escolar se caracteriza principalmente por la incapacidad del alumno por alcanzar los objetivos curriculares.
Como hemos visto antes, mientras que el trastorno no se diagnostique, al alumno se le exigirán los objetivos curriculares normativos correspondientes a su edad, suponiendo que está capacitado para alcanzarlos.
El problema no reside tanto en la incapacidad del menor con TDAH de adquirir conocimientos, sino más bien en la metodología de enseñanza, enfocada a una «mayoría normativa» que cuenta con una mayor capacidad de mantenimiento de la atención, entre otras cosas.
Las consecuencias del fracaso escolar en el alumno son obvias: se interrumpe su desarrollo académico y limita en gran medida sus opciones de desarrollar una profesión cualificada. Muchas veces estos alumnos retoman los estudios en edades más avanzadas, habiendo perdido años lectivos y añadiendo dificultades económicas de conciliación de su vida académica con la familiar o laboral.
Pero el responsable del fracaso escolar no es el alumno. Dicho fracaso manifiesta un fallo en el que están involucrados, a parte de los estudiantes, los profesores, la metodología de estudio, la gestión de los centros educativos y su capacidad de atender y detectar problemas del aprendizaje y del desarrollo, las políticas educativas, el ambiente familiar, etc.
El comportamiento de estudio
El fracaso escolar está directamente relacionado con el comportamiento de estudio. El alumno medio normalmente recibe refuerzos por parte de profesores y familiares por el hábito de estudio. También obtiene normalmente satisfacción personal al conseguir los objetivos que se le exigen.
Los menores que no tengan tanta capacidad para mantener la atención sobre actividades que requieran un esfuerzo prolongado sufrirán ansiedad, estrés, desinterés, apatía, y esto puede llevar a castigos o reproches de profesores y familiares, como ya hemos visto antes. Esto repercute directamente en su autoconcepto (soy malo, soy desafiante, desobediente, soy perezoso, soy tonto), lo cual repercute a su vez en sus habilidades sociales y de autonomía.
Tratamiento del TDAH
El tratamiento psicológico del TDAH consiste en trabajar las habilidades de reflexión, control emocional, organización y planificación. Una parte muy importante del tratamiento es la compresión del trastorno y aceptación del mismo, entendiendo a qué se deben las consecuencias que ha tenido sufrir dicho trastorno y desmontando cualquier tipo de creencia irracional al respecto.
Dentro del modelo terapéutico cognitivo conductual, se establecen las pautas y estrategias más apropiadas para cada paciente acorde a sus necesidades en el momento en que acude a terapia. Cuando el paciente es incapaz o se presenta mucha dificultad para llevar a cabo las pautas establecidas, puede ser necesario combinar el tratamiento psicológico con tratamiento farmacológico.
Bibliografía:
Deja tu comentario