Mirarse al espejo antes de salir de casa, elegir ropa acorde a tu estilo o estado de ánimo, hacerse un selfie, fingir una sonrisa, aparentar seguridad o seriedad. Todas estas conductas están involucradas en nuestra imagen personal o autoimagen. Algunas son sanas; otras pueden resultar patológicas. Más bien, pueden aumentar las probabilidades de sufrir ciertos trastornos psicológicos, como los Trastornos de la Conducta Alimentaria, Trastornos de Ansiedad o Depresión.
¿Qué es la imagen personal?
La imagen personal es cómo nos vemos y cómo nos ven el resto de personas. En ella están incluidas las características fisiológicas, como las estéticas, y la moda. Cada característica implica muchos factores. A continuación describo los que considero los principales:
Las características fisiológicas
En resumen, es cómo tu eres al desnudo. Tus características biológicas que se expresan mediante los fenotipos (estatura, color de la piel, de los ojos, estructura ósea…). Influye obviamente la genética (lo que heredas de tu padre y de tu madre), pero cuantos más años cumples más influyen las características ambientales (estilo de vida, dietas, accidentes, lesiones, etc.).
La estética
En nuestra imagen personal; la estética supone todos los cuidados, tratamientos o intervenciones médicas a los que se someten algunas personas para verse bien. Aquí adelanto que es muy importante y muy sano verse bien, pero no a toda costa.
La moda
Esta característica de la imagen personal procura expresar nuestros gustos, estado de ánimo, roles, nivel adquisitivo, escala social o profesión. Lo primero que pensamos acerca de la moda es la ropa, pero también son parte de la moda la joyería o el corte de pelo.
Autopercepción
La más relevante de todas las anteriores, puesto que implica cómo percibimos o atribuimos nuestras características. Es decir, por muy guapa que sea una persona, puede verse fea y por lo tanto sentirse y comportarse como tal. De los factores anteriores depende la autopercepción. Dicha autopercepción es sugestionable, por lo tanto, conviene verse tal como es uno, ni más guapo ni más feo.
¿Es lo mismo la autoimagen que el autoconcepto?
La imagen personal o autoimagen y el autoconcepto pueden resultar muy parecidos, pero abarcan aspectos diferentes y bien delimitados. La principal distinción es que la primera se refiere a sólo lo que se ve físicamente y la segunda abarca todos los aspectos de la persona, incluyendo la imagen personal. Por lo tanto, podemos decir que la imagen personal es una parte del autoconcepto. Otras áreas del autoconcepto son: nuestros valores, los diferentes roles que tenemos en nuestra vida o la percepción que tenemos de nosotros mismos al desempeñar ciertas conductas (socializar, trabajar o practicar algún hobbie).
Función de la autoimagen
El ser humano es un ser social. Necesitamos cooperar con otros humanos para progresar o incluso para mantenernos con vida, es por ello que la imagen personal es una función vital desde un punto de vista evolutivo y psicológico.
Un comercial que nos quiere vender algo va a procurar darnos una impresión de seriedad, lujo, o lo que sea que nos quiera vender. Imagínate que vamos a un concesionario a comprarnos un coche y el que nos está enseñando el coche va en pijama y no se ha peinado o lavado ni siquiera la cara esta mañana: de manera automática, seguramente ya estemos pensando en qué decir para darnos la vuelta e irnos. No nos ha generado buena impresión; a lo mejor el coche se adecuaba a lo que queríamos, pero esa impresión negativa ha influido en nuestra toma de decisión. Obviamente es un ejemplo, no todo el mundo va a reaccionar igual ante una misma situación, pero todo el mundo, ante esa misma situación, va a evaluar al comercial acorde a sus valores y prejuicios.
Nos interesa dar una imagen, nos interesa que nos vean como queremos que nos vean. Entonces, ¿dónde está el problema?
Darle demasiada importancia a nuestro aspecto
Una cosa es verse mal un día, y otra es no querer salir de casa porque no te ves bien nunca.
Se exagera la importancia de la imagen personal, hasta el punto de verse inferior a los demás, o menos capacitado o con menos oportunidades. Los desencadenantes de todos estos factores tienen que ver con nuestro estilo de vida actual y los estímulos que nos rodean constantemente.
En nuestra sociedad, está muy presente la imagen personal. Muchas veces se relaciona la valía personal con la belleza. Se dan muchas comparaciones y cada vez se generan más exigencias por cumplir los cánones de belleza. Esto se debe en gran medida a intereses económicos (medios de comunicación, redes sociales, publicidad, cine…).
Cómo nos afecta las redes sociales y la publicidad
Si dedicamos mucho tiempo a ocuparnos de nuestra imagen personal, comparándonos constantemente con bellezones (reales o no), le estaremos dando más importancia a este aspecto que a otros igualmente necesarios.
A través de los actuales medios de comunicación, entretenimiento y tecnologías como el smartphone, estamos constantemente expuestos a las comparaciones e interacciones. Esto se convierte en una fuente peligrosa de validación personal. Obtener likes o comentarios puede convertirse en una subida de autoestima y satisfacción. El principal problema de esto es que podríamos estar sustentando nuestro autoconcepto en estas reacciones, que no tienen por qué ser estables, fiables o reales, ni dependen de nosotros (al margen de que sean enriquecedoras o no).
El contenido seleccionado y retocado específicamente para nosotros, aumenta la probabilidad de que nos sintamos insatisfechos con nuestra imagen o en general con nuestras vidas.
Añadido a esto también tendríamos que mantener constantemente dichos ideales de belleza, lo cual es irreal porque todo el mundo envejece. El envejecimiento es un proceso natural que nada tiene de malo o vergonzoso, pero cuando entra en conflicto con la comparación en publicad o en redes sociales, se generan frustraciones e insatisfacciones por no estar cumpliendo ciertos cánones irreales, como las arrugas, las canas o la caída de cabello.
Todas estas circunstancias potencian las famosas crisis de edad.
Antes que las redes sociales y el smartphone entrara en nuestras vidas, las interacciones sociales eran distintas: estabas en contacto con un círculo más cercano de gente, por lo que estabas menos expuesto a una comparación constante y esas comparaciones podrían ser más realistas que las que se dan en la actualidad.
Trastornos relacionados con la autoimagen
La imagen personal está estrechamente relacioana con algunos trastornos psicológicos. No tiene por qué ser necesariamente derivado de un problema de percepción de la imagen personal, pero es una característica común en la mayoría de los casos. A continuación tenéis los principales trastornos relacionados con la autoimagen:
Trastorno de la Conducta Alimentaria
Uno de los trastornos psicológicos más relacionados con la imagen personal son los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Los TCA engloban la anorexia, la bulimia y el trastorno por atracón.
Estos trastornos se caracterizan por una preocupación excesiva sobre la imagen personal. No se acepta la autoimagen o se tiene una percepción distorsionada de la misma. Las personas que lo sufren, modifican o restringen la ingesta de comida y tienen conductas compesatorias como el vómito o el ejercicio después de comer.
Se dan con mayor frecuenca en la adolescencia, donde se generan muchos cambios fisiológicos y además se sufren muchas presiones en el contexto académico y social.
Trastorno dismórfico corporal
La dismorfia corporal se caracteriza por una preocupación obsesiva por alguna supuesta imperfección o malformación física. Estas supuestas malformaciones o imperfecciones son irrelevantes o no son un problema objetivamente, pero las personas que lo sufren experimentan angustia y preocupación constante. A menudo se recurre a procedimientos estéticos y se busca constantemente la aprobación de los demás.
Vigorexia
Las personas que sufren vigorexia tienen una preocupación obsesiba por aumentar su masa muscular. Suelen tener una percepción distorsiada sobre su imagen corporal: se siguen viendo delgados pese a la evidencia objetiva del aumento de peso o masa muscular.
Otros trastornos relacionados con la imagen personal pueden ser las crisis de edad o la entrada a la vejez, donde se presentan cambios físicos que pueden generar una gran preocupación y malestar, afectando negativamente a la autoestima.
Prevención y tratamiento de trastornos relacionados con la imagen personal
La prevención de este tipo de trastornos implica muchas áreas. Debemos conducir nuestros esfuerzos a aceptarnos como somos; ser conscientes de nuestras fortalezas, nuestros logros y nuestros puntos fuertes, como mínimo ser tan conscientes de ello como de nuestras debilidades y defectos.
Hay que preocuparse de la imagen personal desde una perspectiva sana, sin obsesionarse y valorando la diversidad en la apariencia física.
La terapia psicológica
El tratamiento de este tipo de trastornos suele abordarse desde la terapia cognitivo-conductual, con la cual se promueven unos cambios de hábitos y comportamiento más sanos y favorables para el individuo, así como modificar patrones mentales irracionales que mantienen dichos trastornos.
En los casos más severos se recomienda la supervisión de un psiquiatra para valorar combinar el tratamiento psicológico con psicofármacos.
El objetivo del tratamiento está orientado a la reducción o desaparión de los síntomas y la mejora de la calidad de vida del paciente.
Fuentes consultadas:
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