La ludopatía o adicción al juego es una de las adicciones que más ha crecido en los últimos años en nuestra sociedad. La amplia difusión de las casas de apuestas deportivas y casinos, junto a la facilidad con la que se puede acceder a una gran diversidad de maneras de apostar, ha hecho aumentar el número de jugadores patológicos en nuestro país.

La ludopatía se trata de un tipo de adicción no tóxica cuya característica principal es la pérdida de control de los impulsos, junto con la correspondiente afectación en una o más áreas de la vida de quien lo padece, como puede ser el trabajo o la familia.

El cerebro de un ludópata

Este tipo de adicción, pese a no ser de tipo tóxica (adicción a las drogas), sigue en rasgos generales el mismo curso: nuestro cerebro reacciona de manera similar ante la exposición y el consumo del juego que frente al consumo de sustancias como el alcohol, la cocaína o el cannabis.

Serotonina

Entre las bases neurológicas que explican la adicción al juego, destaca la participación de los neurotransmisores serotoninérgicos (concretamente se dan déficits de serotonina, al igual que en la adicción de cocaína o MDMA).

La serotonina está directamente relacionada con la regulación del estado de ánimo, la impulsividad, el dolor o el apetito. Así pues, durante el juego puede incrementarse el estado de ánimo y la disminución de dolor o pensamientos negativos, y ante la ausencia de la conducta de jugar, se produce el efecto contrario, es decir, el síndrome de abstinencia.

Noradrenalina

En este sistema noradrenérgico, al igual que ante el consumo de otras sustancias de tipo tóxico, se ve aumentado el nivel de noradrenalina, por lo que la persona que lo experimenta siente la necesidad de buscar sensaciones cada vez más fuertes que activen este reforzador.

Al igual que con un medicamento o droga, puede aparecer el efecto de la tolerancia, es decir, que cada vez necesites más cantidad o mayor intensidad de aquello a lo que eres adicto, puesto que el umbral para alcanzar los mismos niveles de satisfacción cada vez está más alto.

Dopamina

En el cerebro del jugador patológico, al igual que en personas adictas a la cocaína u otras sustancias, existe un déficit de este neurotransmisor.

La dopamina está directamente relacionada con la sensación de placer y el refuerzo de nuestras conductas. Esto quiere decir que si hacemos algo que el cuerpo considera que es beneficioso para nosotros, lo reforzará dándonos placer al realizarlo para así aumentar las probabilidades de que volvamos a hacerlo.

Este concepto se puede ver muy claro con la actividad física: si voy a nadar media hora y salgo con una sensación agradable, es más probable que vuelva a nadar otra vez.

Si nuestro sistema dopaminérgico funciona correctamente, se reforzarán las actividades que sean beneficiosas para nuestro organismo. Si tenemos una adicción al juego, evaluamos erróneamente el reforzador (jugar, apostar), sobreestimando la probabilidad de éxito. Es decir, creemos que vamos a obtener una recompensa mayor de la que vamos a recibir realmente.

Características de la ludopatía

La ludopatía o juego patológico se caracteriza por determinados aspectos conductuales, fisiológicos y cognitivos. En mi consulta psicológica se trabaja este tipo de adicción centrándose sobre todo en el componente cognitivo, puesto que los cambios que se realicen sobre las cogniciones del jugador, conllevarán cambios tanto a nivel fisiológico como conductual.

Una persona no adicta al juego es capaz de razonar y encontrar argumentos sólidos para no jugar de manera patológica, y por ende no correr el riesgo de perder mucho dinero o emplear el tiempo en estas conductas en lugar de realizar sus obligaciones o hobbies.

Entonces, ¿por qué se origina la ludopatía?

La adicción al juego no siempre se inicia de la misma manera, pero si que tiene algunas características comunes: el jugador patológico juzga erróneamente sus probabilidades de éxito y el mecanismo del juego, y las experiencias iniciales (como en las adicciones tóxicas) juegan un papel muy importante en la consolidación de la conducta.

Si considero que puedo ganar dinero fácilmente, tendré más probabilidades de sufrir una adicción al juego que si juego y pienso que es arriesgado y que si gano es por azar. Es por ello que tener una experiencia inicial agradable (por ejemplo, ganar una apuesta difícil de acertar, atribuyendo el éxito a nuestra habilidad y no al azar), es uno de los principales desencadenantes de la adicción al juego.

A continuación, te describo las características comunes de los adictos al juego a nivel cognitivo:

Atribuir erróneamente el éxito o el fracaso

Si un jugador tiene suerte y gana muchas manos en un juego de cartas, puede atribuir erróneamente todo el mérito a su habilidad, sin tener en cuenta que indudablemente el azar ha determinado que gane o pierda (en mayor o menor medida). Por lo tanto, pese a que pueda perder mucho dinero las próximas veces, si en el fondo el jugador cree que él tiene más posibilidades de ganar que las que realmente tiene, seguirá apostando pese a la evidente desventaja.

Falacia del jugador

Se conoce como «falacia del jugador» a la creencia irracional de que si hay una probabilidad de dos (es decir, un 50%) de que se dé un resultado (rojo o negro en la ruleta, cara o cruz en una moneda), si sale muchas veces una de las dos consecutivamente, habrá más probabilidades de que salga la otra opción.

Esta creencia es irracional porque cada vez que tiramos una moneda o se inicia la ruleta, se empieza de cero, y esta acción es independiente de todas las anteriores: los sucesos son consecutivos pero independientes.

Distorsiones cognitivas

Un jugador patológico puede percibir que ha estado cerca de acertar, cuando en realidad no ha sido así. Por ejemplo, si he acertado 3 números en la lotería de 5, puedo pensar que he estado cerca de ganar el premio gordo, cuando en realidad este resultado está igual de lejos de haber ganado que otro si ningún acierto.

Lo mismo pasa con las máquinas tragaperras. Los iconos, luces o mensajes pueden hacernos creer erróneamente que hemos estado cerca de ganar, cuando realmente no hay ninguna diferencia entre obtener dos de tres iconos iguales, que ninguno (ambas opciones están igual de lejos de ganar).

Tratamiento de la ludopatía

Reconocer que una persona sufre una adicción al juego es el primer paso para recuperarse.

La terapia cognitivo-conductual, concretamente a través de la terapia racional emotiva (TREC), aborda este problema mediante la detección de pensamientos y creencias ligadas a la adicción, que son a su vez responsables de las emociones y el malestar que se experimenta, con el objetivo final de recuperar el control de los impulsos para mejorar la calidad de vida y bienestar.

Si estás interesado en mis servicios o quieres obtener más información, estaré encantado de atenderte.

 

Eduardo Bertomeu

Psicólogo